Las raíces de la
Investigación de Operaciones (IO) pueden encontrarse cuando se hicieron los
primeros intentos por emplear el método científico para administrar una
empresa. Sin embargo, el inicio de la actividad llamada investigación de
operaciones es atribuible a ciertos servicios militares que se prestaron al
inicio de la Segunda Guerra Mundial. Debido a los esfuerzos bélicos, existía la
urgente necesidad de asignar recursos escasos a las distintas maniobras
militares y a las actividades que componían cada operación de la manera más efi
caz. Por ello, las administraciones militares estadounidense y británica
llamaron a un gran número de científicos para que aplicaran el método científico
a éste y a otros problemas estratégicos y tácticos. En realidad, les
solicitaron que hicieran investigación sobre operaciones (militares). Estos
grupos de científicos fueron los primeros equipos de IO. Debido al desarrollo
de métodos efi caces para utilizar la nueva herramienta que representaba el
radar, los científicos contribuyeron al triunfo en la guerra aérea que libró
Gran Bretaña. Sus investigaciones para mejorar el manejo de las operaciones
antisubmarinas y de protección también tuvieron un papel importante en la
victoria de la campaña del Atlántico Norte. Esfuerzos similares fueron de gran
ayuda en la campaña del Pacífico.
Al terminar la guerra,
el éxito de la IO en las actividades bélicas generó gran interés debido a las
posibilidades de aplicarla en un ámbito distinto al militar. Una vez que la
explosión industrial posterior a la guerra siguió su curso, los problemas
provocados por el aumento de la complejidad y la especialización de las
organizaciones pasaron de nuevo al primer plano. Entonces comenzó a ser
evidente para un gran número de personas, entre ellas los consultores
industriales que habían trabajado con o para los equipos de IO durante la
guerra, que estos problemas eran en esencia los mismos que los que debían
enfrentar los militares pero en un contexto diferente. Al inicio de la década
de los años cincuenta, estos visionarios introdujeron el uso de la
investigación de operaciones en una serie de organizaciones industriales, de
negocios y del gobierno. Desde entonces, se ha desarrollado con rapidez.
Es posible identifi
car por lo menos otros dos factores que tuvieron gran importancia en el desarrollo
de la IO durante este periodo. Uno es el progreso sustancial que se logró en el
mejoramiento de las técnicas disponibles. Después de la guerra, muchos de los
científi cos que habían participado en equipos de IO o que tenían información
sobre este trabajo, estaban motivados para realizar investigación relevante en
el campo, de lo cual resultaron avances importantes; un ejemplo sobresaliente
es el método símplex para resolver problemas de programación lineal,
desarrollado en 1947 por George Dantzig. Muchas de las herramientas
características de la IO, como programación lineal, programación dinámica,
teoría de colas y teoría de inventarios habían sido desarrolladas casi por
completo antes del término de la década de los años cincuenta.
Un segundo factor que
dio gran impulso al desarrollo de este campo fue la revolución de las
computadoras. El manejo efi caz de los complejos problemas inherentes a la IO
casi siempre requiere un gran número de cálculos. Realizarlos de forma manual
puede resultar casi imposible, por lo cual el desarrollo de la computadora
electrónica digital, con su capacidad para hacer cálculos aritméticos, miles o
tal vez millones de veces más rápido que los seres humanos, fue una gran ayuda para
esta disciplina. Otro avance tuvo lugar en la década de los años ochenta, con
el desarrollo de computadoras personales cada vez más rápidas y de buenos
paquetes de software para resolver problemas de IO. De esta forma, las técnicas
más complejas estuvieron al alcance de un gran número de personas, y este
progreso se aceleró aún más en la década de 1990 y al inicio del siglo xxi. Hoy
en día, millones de individuos tienen acceso a estos paquetes y en forma cotidiana
se utiliza toda una gama de
computadoras, desde las grandes hasta las portátiles, para resolver problemas de
investigación de operaciones, algunos de ellos muy complejos.
Fuente: Hillier F.S., Lieberman G. J., Introducción a la Investigación de Operaciones, Mc Graw Hill, Novena Edición.
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